lunes, 9 de noviembre de 2015

La importancia de los símbolos

             Mantener y respetar los símbolos que nos representan es importante a la hora de salvaguardar nuestra identidad, del mismo modo que lo es el comprenderlos.
            Ahora está de moda el tema catalán, por lo que es de obligada actualidad el hablar de él. Quizá no todos los españoles comprendan los símbolos catalanes, ya que aquí, en el resto de España, no respetamos demasiado ni nuestras banderas ni nuestros himnos, con la creencia, quizá, que son cosa del franquismo, como si la izquierda nunca hubiera tenido símbolos, o como si los independentistas catalanes no antepusieran sus símbolos por encima de todo lo demás, teniendo en cuenta, además, que el principal partido independentista catalán, Esquerra Republicana, es de izquierdas, como su nombre indica.
            Yo estuve hace un tiempo en Cataluña, en Barcelona para más exactitud, pasando una semana en casa del primo de mi esposa, semana que compartí con él y con sus amigos y que, todo hay que decirlo, fui muy bien tratado y pasé unos días muy divertidos. Pero lo que sí que me sorprendió sobremanera era su afición absoluta por la cerveza Estrella Damm. Jamás había visto cosa igual. De hecho, un amigo del primo de mi esposa tenía toda una vitrina dedicada a merchandising de esa marca de cerveza. Huelga decir que en el bar de abajo, que en esa semana hicieron el agosto, aunque era octubre, el único que bebía San Miguel, que estaba de oferta, era el menda, porque los catalanes buscan desesperados su Estrella Damm, como si cualquier otra cerveza les fuese a quemar sus ilustres paladares. Es más, el primo de mi esposa estuvo un mes antes en Cádiz y parecía un alma en pena buscando Estrella Damm, cual si fuera un yinkana.
            Esa incomprensión que yo tenía ante esa costumbre catalana, que más que costumbre ya parecía paranoia, se apagó el día que vi una señera colgada de un balcón. Ni que decir tiene que fue como si se me apareciera la Virgen, puesto que todas mis dudas y temores desaparecieron como por ensalmo. Yo soy una persona que necesito entender, y ahí lo entendí todo, de un vistazo, tal que así:
   

    





         

    

        Entonces, viendo el panorama que se nos avecina, con un enrocamiento de las posiciones políticas catalanas y su posible escisión futura, no sería descabellado pensar que una vez abierta la caja de Pandora, todos los demás quieran lo mismo que ellos, pues estarían en su derecho. Eso daría lugar a un desgajamiento sistemático del Estado español. Yo, con una visión de futuro que sobrepasa a la del común de los mortales, me he adelantado a los acontecimientos y he corrido cual galgo cazador al Registro de la Propiedad Intelectual, para evitar que alguien me pise la idea de la próxima bandera de Andalucía Independiente. ¡Anda que no me voy a jartar de ganar dinero ni !
            Si alguien puede tener alguna duda de cómo sería, aquí se la muestro:

          




        
                Pero como sabemos que la cosa irá a peor, si nos acordamos de lo que ocurrió en Bosnia-Herzegovina, que los bosnios se independizaron de Yugoeslavia, pero luego los serbio-bosnios se querían independizar de Bosnia, hay que estar al loro. Siempre puede ocurrir que los andaluces orientales estén un poco cansados del centralismo de Sevilla, por lo que decidan, después, independizarse de Andalucía occidental. No problemo. Todo ya pensado y mascado. Por si acaso, la tengo preparada:



      
     
                 No me quiero quedar ahí, pues soy de una ciudad con mucha historia, que no sólo proclamó la primera Constitución española, sino que también tuvo un pasado independiente. El Cantón de Cádiz fue fundado el 19 de julio de 1873, secundando al de Cartagena. Sí, de acuerdo, fue efímero, pues no duró más de dos semanas, pero ahí está, eso no nos lo quita nadie. ¿Quién sabe si en una España desvencijada donde el grito sea «sálvese quien pueda», nuestro querido alcalde el Kichi proclame la independencia de Cádiz? Podría ser en un pleno del Ayuntamiento, después de votarse si hay Dios o Diosa del Carnaval y las Ninfas correspondientes, y entre tortillita de camarones y tortillita de camarones, voilá, se proclama de nuevo el Cantón de Cádiz. No os preocupéis amigos, que lo tengo todo preparado por si ocurre, como podéis observar:


     

              Creo que con esto podemos estar más tranquilos con lo que nos depare el futuro, pues nos hemos adelantado a él de una forma eficiente a la par que coqueta.

            El Condotiero


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