martes, 27 de octubre de 2015

La URSS, ¿qué lástima que se fue?

             No he sido comunista en mi vida, jamás, ni por asomo, lo juro por Snoopy. Nada más que hay que ver en qué se convirtieron regímenes comunistas, tan separados ideológicamente de las tesis de Marx, Engels, Bakunin, etc, dando lugar a nefastas dictaduras como las de Stalin, Mao, Pol Pot y demás amigos de la esclavitud ajena. De hecho, siempre me he postulado más en el lado de EE.UU., aunque no por estar precisamente americanizado, sino por puro egoísmo y autodefensa, porque los EE.UU. son el nuevo Gondor que nos defiende del Mordor que tenemos ahí abajo. ¿O alguien cree que España, con un ejército de 70.000 hombres y sin servicio militar, que es el que crea reservistas, podría parar una invasión en toda regla de nuestros territorios por parte de una gente fanática, hambrienta y sin nada que perder?
            Antes, cuando existía la URSS, estábamos mejor, geopolíticamente hablando, pues, y esto lo aprendí en mis años de adolescencia, cuando el mundo aún estaba dividido en dos, ocurrió lo de Chernobyl y todavía existía el Muro de Berlín, mientras hubiera dos superpotencias que se vigilaran la una a la otra, a nadie se le ocurriría salirse del tiesto y las mismas dos superpotencias se cuidarían, y mucho, de pasarse de listos. Eso sí, para los habitantes de la antigua URSS, de Europa Oriental y otros lugares, es mejor que la URSS haya desaparecido, al menos, teóricamente, pero que cada uno se aguante su vela. Para aquellos que piensen que mi tesis es injusta, sólo puedo decirles que yo soy español y escribo sobre los que nos conviene a nosotros, mis compatriotas. Que los escritores y analistas de sus países escriban sobre lo que les convenga a ellos.
            Pero, ¿qué ha pasado desde que ha caído la URSS? Un desastre tras otro. La caída de la otra superpotencia supuso que sólo quedara una en pie, por lo que, al ser la única, se convirtió en hegemónica. Desde 1989, el mundo ha ido a peor geoestratégicamente, porque no ha habido nadie que haya parado los pies a los mandamases de EE.UU. ¿Y quiénes son los mandamases de EE.UU.? La CIA, lógicamente. Si valieran para algo, pues vale, qué le vamos a hacer, pero desde lo de Bahía de Cochinos, la CIA anda buscando como loca las neuronas que se tuvo que dejar allí, porque son una panda de inútiles que han transformado nuestro planeta en un arma de relojería. Allí por donde van, salta la liebre. Ya lo hicieron también en Afganistán, preparando y armando a los talibanes para que hicieran frente a los soviéticos, y después les salieron rana, como siempre, pues no ha sido aquélla la única ocasión en la que su política se les ha escapado de las manos.
            Todo empezó, en este nuevo mundo que tenemos, hace 25 años, con la caída de la URSS. Entonces, EE.UU. vio la posibilidad de meter mano en una zona interesantísima, desde el punto de vista petrolífero. Todos vimos cómo EE.UU. y sus aliados machacaron a Irak en la Primera Guerra del Golfo, con la connivencia de la población occidental, puesto que Irak era un país muy malo que había atacado a Kuwait y estaba regido por un dictador muy malo llamado Sadam Hussein. Pero, ¿qué hubo de verdad en todo aquello? Analicémoslo. Resulta que en la zona había un país aliado de occidente, allá por 1979, dirigido por un rey muy apreciado, llamado Reza Pahlevi. Tal es así, que los occidentales vendíamos montones de armas a Irán. Pero surgen los primeros radicales islamistas y lo quitan de en medio, convirtiendo a Irán en un país incontrolable desde el punto de vista occidental. Eso es algo inadmisible, por lo que la respuesta de la CIA es enviar a su perro de caza, que no es otro que Sadam Hussein.
            Comienza, entonces, una larga guerra que dura 10 años, una terrible guerra de desgaste en las trincheras, tan terrible que hay hasta ataques con gas (armas de destrucción masiva, qué curioso), cosa que no había llegado a suceder ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial. Pero no pasa nada, Sadam es nuestro amigo y se le permite, porque, de hecho, Irak recibe montones de armas occidentales para que pudiese continuar la guerra contra Irán, y es lógico, porque si no, no habría aguantado contra un país que le doblaba la población. Entonces, si Sadam era nuestro amigo, ¿por qué se convirtió en enemigo? Claro, es que estaba loco, nos quisieron vender. Yo, desde luego, no me creo la tesis de que atacó sorpresivamente a un Kuwait indefenso. ¿Me van a vender la moto de que nadie se dio cuenta de lo malo que era Sadam y que atacó a Kuwait sin previo aviso, sin que los montones de satélites norteamericanos pudieran fotografiar los movimientos de tropas iraquíes hacia la frontera kuwaití? Os cuento lo que seguramente pasó, según mis ya comentados principios de la Navaja de Ockham y de ¿a quién beneficia? La guerra entre Irak e Irán, costosísima tanto económicamente como en vidas humanas, se saldó prácticamente con unas tablas. Pero claro, los amigos americanos de Sadam le habían prometido el oro y el moro (curiosa frase) y el tiro les había salido por la culata. Sadam querría compensaciones por el fiasco de la guerra, por lo que la CIA le diría: adelante, coge Kuwait y te la quedas, por un par de cientos de años nada más, eh, para que con su petróleo te compense la pérdidas de la guerra, pero, por si acaso, envía también tropas hacia la frontera con Arabia Saudí, el país más fuerte de la zona, económicamente hablando, para que no intervengan (y así, sea Arabia Saudí la que pida ayuda a EE.UU.). El engañado de Sadam hizo lo que la CIA le dijo que hiciera, mientras los satélites americanos miraban a otra parte, seguramente a alguna playa nudista o algún lugar similar, para, en el último momento, decir: «alto, somos la policía mundial, porque ya no existe la URSS, ¿qué está usted haciendo?». El pobre Sadam se tuvo que quedar con la cara de tonto, pero en lugar de sacar sus papeles, decidió seguir con lo previsto, pues, al fin y al cabo, tenía derecho a ello. ¿No se había desangrado Irak en su guerra contra Irán por mediación de Occidente? Merecía una compensación, o al menos eso creía él. Sabemos lo que realmente pasó después, que le dimos hasta en el carné de identidad, por no haberlo enseñado en su momento, y eso que nos habían vendido los periodistas que Irak poseía el cuarto ejército del mundo. Sería en número de deserciones, porque de otra cosa lo dudo mucho.
            Así, con la connivencia de la población occidental y mientras los antiguos países de la antigua URSS se estaban reinventando, EE.UU. había aprovechado y se había instalado en la importantísima zona de Oriente Próximo, donde el petróleo corre por las venas.
            Se podía haber quedado así la cosa, pero no, no era suficiente. Sin una URSS a la que hacer frente, los EE.UU. se habían quedado sin el enemigo según el cual gastaban tantísimo en defensa y hacían leyes restrictivas, en aras de la seguridad nacional y mundial. Había que hacer algo, y rápido. Pues inventamos Al-Qaeda, total, ya tenemos la experiencia de Afganistán. Con la nueva inseguridad mundial creada, podían seguir engañándonos con respecto a sus actuaciones.
            Y llega el fatídico 11 de septiembre. No voy a entrar a discutir si fue Al-Qaeda o no, porque daría para un escrito completo, pero para mí está claro, siguiendo los principios de Navaja de Ockham y de ¿a quién beneficia? Ya tenemos nuevo enemigo, Afganistán, y además la excusa perfecta para hacer nuevas leyes más restrictivas aun, pero con el viso de la seguridad, como las Patriot Acts en EE.UU. y la Constitución Europea, que por fortuna fracasó, y no gracias a nuestros políticos españoles, que tanto lucharon por el SÍ (Rajoy y Zapatero, que se unieron a ello como borreguitos). Así, machacamos Afganistán y después Irak de nuevo, matando a Sadam, que de paso lo callamos para que no hable.
            ¿Cuál es la última metedura de pata de la CIA? La Primavera Árabe. Quitando Túnez, que se está desangrando con el terrorismo (y algunos turistas que les pille de paso), los demás países árabes han ido a peor. Se ha quitado a Gadafi, muerto de forma deleznable y televisada, para que vengan unos bastante peores. Parece ser que no aprendemos de nuestros errores, o perdón, que la CIA no aprende de sus errores. No se puede dar la democracia a quien no la quiere y no la comprende. Nuestra democracia, que tiene muchísimos fallos, no está en consonancia con las ideas de los imanes musulmanes, al igual que no la estaría con las ideas de los sacerdotes católicos del siglo XV. Porque la democracia no sólo es un sistema de gobierno, en principio es una idea que está avalada por otras, como la libertad, la igualdad y la fraternidad. Quitando esta última, las otras dos están bastante lejos del ideario islámico, por lo que finalmente la incomprendida idea de democracia occidental es vista por los musulmanes como lo que es: una forma de injerencia en sus formas de vida, que no serán perfectas, pero es lo que conocen y lo que quieren, o eso parece.
            ¿Qué final, por tanto, podía tener la Primavera Árabe? El que ha tenido, un auténtico desbarajuste de los gobiernos que había en el norte de África y en Oriente Próximo, que tendrían sus defectos, pero, al menos, tenían controlados a sus habitantes, cosa que, egoístamente hablando, nos convenía a Occidente. ¿Qué tenemos ahora? Un montón de refugiados llamando a las puertas de una saturada Europa, de una Europa que querría ser solidaria, pero que está lastrada por sus problemas económicos y de desempleo, cuya última crisis económica, la peor desde 1929, ha ensanchado más si cabe las distancias entre clases, destruyendo sobre todo clase media, que es la que sostiene la mayoría de los impuestos. Que ésta es una nueva invasión, como las de los siglos IV y V al Imperio Romano, no lo digo yo, lo dice Arturo Pérez-Reverte, al que no se puede tachar de xenófobo (os invito a leerlo aquí). Y la creación del autodenominado Estado Islámico, ayudado en sus principios por nuestros ya amigos de la CIA, para que acabe socavando, desde dentro y desde fuera, los cimientos de la sociedad occidental, cercenando sus ideales de justicia y ecuanimidad, al observar con cuánto fanatismo y salvajismo se recrean, con sus magníficos videos, desde el punto de vista editorial.
            ¿Qué será lo próximo que invente la CIA? No lo sé, pero miedo me da. ¿A qué se debe este cúmulo de errores en su corta trayectoria de 60 años? ¿Son tan torpes como aparentan? ¿Les hacen exámenes de cociente intelectual cuando entran allí a trabajar y cogen a los que tienen menos? Lo dudo mucho, la verdad. Entonces, ¿qué ocurre? ¿Quizá todos estos errores no sean realmente errores y haya un plan de fondo por el cual nos quieran poner a Occidente tan contra las cuerdas que acabe estallando, indignado, y pueda dar comienzo un nuevo orden mundial, con la CIA a la cabeza de una megapotencia norteamericana que sea de nuevo la salvadora de Europa y nos pongan, por fin y de una vez por todas, bajo su yugo?

            El Condotiero

2 comentarios:

  1. En esta ocasión estoy totalmente de acuerdo contigo,pero me gustaría añadir algo.
    Aunque parece mentira cuando acabo la guerra fría Reagan y Gorbachov llegaron a buenos acuerdos, es más Gorbachov inicio importantes reformas.
    Pero el ansia norteamericano les pudo, pusieron a Boris Yeltsin y de la mano del FMI, Banco mundial etc se cargaron Rusia y la pusieron en manos de la mafia.
    Luego Bush se salto todos los acuerdos... Y claro llego Putin.
    La CIA es el mayor grupo terrorista del mundo y su única intención es controlar el globo. Para los EEUU ellos son la verdad y el resto meros intereses.
    ¿Despertara alguna vez europa? O quizás sera necesaria otra URSS...

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    1. Por desgracia, ha despertado de la peor forma posible, después del golpe en París, aunque la gente sigue estando ciega. La dualidad entre dos civilizaciones, una de ellas abanderada de una ideología, cayó hace 25 años, pero eso no hizo que la otra civilización, la occidental, quedara como única propietaria del planeta. Lejos de eso, China y la civilización musulmana están buscando su lugar en el mundo. China lo hace de una forma, los musulmanes de otra. Cada una a su mejor parecer. El 11S y el resto de golpes perpetrados por la CIA son el canto del cisne por intentar mantener la supremacía occidental. La Rusia eslava y ortodoxa también busca su lugar, después de la debacle de la URSS. Prueba de ello es la escisión en Ucrania: la mitad occidental, cristiana y europea, contra la mitad oriental, ortodoxa y paneslava. Esta guerra entre bambalinas por parte de unas civilizaciones que chocan no se van a resolver matando gente inocente ni en París ni en Damasco, ni tampoco va a ser la última vez que ocurra. De todas formas, ¿qué les importa a nuestros políticos el ataque en París? Ya vaticiné que se saldaría con nuevas leyes restrictivas, que, al fin y al cabo, es lo que les conviene a ellos y nosotros se lo permitiremos en aras de la seguridad.

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