martes, 20 de octubre de 2015

De Patriotismos y Apátridas

             Recientemente se ha repetido en nuestro país la vergüenza de que unos festejen el día 12 de octubre como fiesta de la Hispanidad, otros como el día de la Virgen del Pilar y algunos despotriquen desvariando, que ya nos lo decían nuestros padres: «la droga es muy mala». «Pero si yo no tomo drogas», dirán algunos de estos últimos, a modo de defensa. «Ah, entonces es que eres gilipollas directamente, y para eso no hay clínicas de desintoxicación». Una lástima, porque posibles clientes tendrían a chorros.

            Todos los países civilizados poseen su fiesta de identidad nacional o festejan al santo patrón que los identifica y nadie allí se rasga las vestiduras. Ejemplos, los que queráis:
-         en EE.UU. celebran el 4 de julio, rememorando el día en que se firmó, en 1776, la Declaración de independencia de dicho país.
-         en Francia celebran el 14 de julio el Día Nacional, aniversario de la toma de la Bastilla, acaecida en 1789.
-         en Alemania celebran el 3 de octubre el Día de la Unidad Alemana, con su más reciente fecha de unificación de las dos Alemanias.
            Pero hay más, muchas más, y nadie se siente contrariado por ello en sus países, ni nadie siente vergüenza por ser patriota de ese país ni por llevar su bandera por bandera. Tampoco hay tontos (que, supongo, en todos países habrá, lo que ocurre quizá es que allí no tengan voz) que reivindiquen un pasado penoso de su país y quieran desentenderse de él.
            Por ejemplo:
-         los estadounidenses deberían avergonzarse de la masacre de pueblos enteros indígenas que acometieron en su camino desde la costa oriental hasta California, pero no lo hacen, porque es parte de la Historia y, si bien hoy dicen que no lo repetirían, tampoco se fustigan con ello, porque, primero, no lo hicieron ellos, sino sus antepasados, y, segundo, hizo que EE.UU. sea hoy el país que es.
-         los franceses podrían pensar que la Revolución fue algo malvada, que llevó a unos locos al poder que decapitaron a más de 200.000 personas, incluyendo a sus propios reyes, y luego dio lugar al Imperio de Napoleón Bonaparte, con el que comenzó la Segunda Guerra Mundial (la primera sería la guerra de los Siete Años; las denomino mundial porque se combatió en todos los continentes, por lo que nuestra Primera Guerra Mundial sería en realidad la tercera); pero no, los franceses no se avergüenzan de su pasado y se abrigan con él, ya que también tuvo virtudes: destrucción del Antiguo Régimen; el antropocentrismo y la Ley como reguladora, con sus defectos; y la gloria para su nación, perseguida durante tres largos siglos, pero impedida, precisamente, por los españoles.
-         los alemanes se enorgullecen también de serlo, pero por favor, que no se hable de Hitler o del Holocausto en su presencia.
-         no hay nadie más patriota que los británicos, aunque su bandera ya no sólo la lleven ellos, sino cualquier «ni-ni» en su camiseta. Pero no ha habido país más malvado que la «Pérfida Albión», donde se nombraba caballero (sir) a los corsarios, como sir Francis Drake, sir Walter Raleigh, etc, etc, etc...
            Pero, ¿qué pasa en España? Tenemos, quizá, el país europeo con la historia más rica. No es cuestión de darse golpes en el pecho, porque tampoco es mérito nuestro, ya que nuestra posición geográfica ha sido y es altamente estratégica, como puente entre Europa y África, y, desde el descubrimiento de América, puerta de entrada y salida hacia las nuevas tierras. Por ello, y sólo por ello, nuestra península ha sido durante siglos tierra ambicionada y conquistada por multitud de pueblos y, cuando surgió algo como una nación autóctona (discutible por sus orígenes étnicos), fue grande por lo que hizo en el exterior, más que de lo que logró en el interior. Las grandes conquistas y migraciones siempre han tenido como base la pobreza del suelo inicial. España no iba a ser diferente a la costumbre histórica, y los hidalgos y señores empobrecidos de Andalucía y Extremadura, sobre todo, verían en las nuevas tierras la posibilidad de prosperar, cosa que aquí no podían hacerlo.
            ¿Fue el Descubrimiento de América un descubrimiento? Según los indigenistas y pseudointelectuales de la farándula, no, porque ellos sabían que estaban allí. Hay que ser tonto de remate para pensar así. El descendiente de Manco Capac que celebre lo que quiera, pero para los europeos sí fue el descubrimiento de que había aún tierras incógnitas para ellos, tierras en las que podían forjarse un futuro y tierras con las que podían enriquecerse comercialmente hablando. Tuvo sus cosas malas, no voy a decir que no, pero aunque sea sólo por conocer el chocolate (cacao), la patata y el tomate, por decir unos pocos ejemplos, es razón suficiente para darse cuenta de las bondades del 12 de octubre de 1492. ¿Alguien concibe su vida normal sin comer turrón de chocolate o bombones en Navidad, sin conocer la pizza (sin tomate no tendría gracia) o sin poder comer ensaladilla rusa, tortilla de patatas o unas simples patatas fritas? No lo sé, pero yo seguro que sería más feliz si no se hubiera descubierto el tabaco (por la salud y el bolsillo).
            A esos fracasados pseudointelectuales se les llena la boca hablando de lo felices que eran los indios antes de conocernos. No les vayas a comentar que hacían un sinnúmero de sacrificios humanos, porque se levantan en «comandita» arguyendo que no se puede juzgar a personas de hace cinco siglos, porque tenían otra forma de pensar y otras creencias. ¡Pero, oiga, si es lo que hacen ustedes con los españoles que fueron allí hace exactamente los mismos siglos! ¿Cómo se puede juzgar a unos sí y a otros no? Pues como siempre ocurre en este país de imbéciles: con demagogia barata y tergiversación fácil. No podemos tener crucifijos en las escuelas ni poner «belenes», pero hay que dejar que las musulmanas lleven el hiyab a las clases, porque, si no, es discriminación. No puede haber ningún busto, ni estatua ni nombre de calle de Franco y sus adláteres, pero que ni se toque a la Pasionaria, Carrillo, Largo Caballero o al Campesino. Ni se te ocurra mentar a Hitler y a sus correligionarios, pero te lo dicen los que llevan una camiseta con la faz del Ché Guevara.
            Incongruencias e incoherencias. O mejor dicho, estupidez en grado superlativo, ya que no saben aquéllos que denigran tal cosa que las razones que para ello sostienen se pueden volver fácilmente contra lo que ellos defienden, pues los extremos se tocan, al dar la vuelta al círculo.
            Que matamos a muchos indios no es que no sea cierto, pero en todas las conquistas ocurre. Lo que debemos mirar es la cantidad de indígenas y mestizos que sobreviven en América del Sur y Central, a diferencia de lo que ocurre en América del Norte, donde sí fueron exterminados y nadie dice nada al respecto. Al fin y al cabo, no fueron nuestros antepasados (o los suyos, más bien) tan malos, sólo llevaron otra forma de vida y otra religión, en consonancia con sus ideas, ideas de hombres del siglo XV y XVI, a los que no podemos juzgar por ello.
            Yo, el día 12 de octubre, no me vestí con un traje de luces, ni me pinté la cara con la bandera roja y gualda (como la chica del anuncio de cierto partido político), ni salí como loco a festejar la hispanidad a la calle, como si fuera carnaval. No, pero tampoco me avergüenzo de ser español... bueno, algunas veces sí, pero sólo al percatarme de las tonterías que dicen algunos de mis compatriotas, que lo son, porque lo pone en el N.I.F.

            El Condotiero

No hay comentarios:

Publicar un comentario