martes, 20 de octubre de 2015

Y Vosotros Dominaréis la Tierra



              De vez en cuando, y sólo de vez en cuando, la Madre Naturaleza nos pone en nuestro lugar, y todos nos lamentamos por las víctimas inocentes de tal huracán o tifón, de cual terremoto o tsunami y de aquella erupción volcánica. Pero... ¿víctimas inocentes? ¿De qué eran víctimas inocentes? Desde luego no de ir en contra de la Madre Naturaleza que provocó dichas catástrofes, porque ningún ser humano de hoy en día, a excepción, quizá, de alguna tribu paleolítica perdida del Amazonas o en alguna isla del Pacífico, cada vez menos, es inocente del daño que se está causando a nuestro planeta.
            Si alguno de ustedes tiene inquilinos en un piso de propiedad, supongo que querrá que el inquilino se lo cuide, aparte de que le pague las correspondientes mensualidades. Supongo que cualquiera despotricaría contra un inquilino que le ha reventado el piso, pero supongo que también pondría el grito en el cielo si uno de sus inquilinos exterminase al resto de vecinos.
            Pues eso, señores, es lo que estamos haciendo en nuestro querido planeta. Estamos exterminando a todo aquel compañero animal o vegetal que no sirve directamente a nuestros intereses. Estamos, pues, exterminando a nuestros vecinos, en aras de un mayor consumo que en poco o nada nos sirve para nuestro crecimiento personal o nuestra búsqueda de un camino de perfección como especie.
            Pero seguimos siendo animales, queramos o no, y la misma ciencia nos lo demuestra cada día. No sólo la genética confirma mis palabras, sino que la muerte nos llegará a todos tarde o temprano, por lo que aún no somos dioses, que como tales, a veces, nos creemos.
            No puedo criticar el punto en el cual comenzó todo esto, ya que fue el paso al Neolítico lo que desligó al Homo Sapiens del entorno con el que había convivido durante más o menos 100.000 años y pasó a dominar a las plantas y a los animales, domesticándolos por sus meros intereses. No puedo criticar eso, repito, porque me pilla un poco a desmano, pero también porque, como ya comenté en otro escrito, no se debe interpretar a nuestros antepasados con la mentalidad de hoy en día, además que sería inútil hacer una crítica a algo que hicieron unos tipos de hace, por ejemplo, 4.000 años, porque ya no tiene remedio. Las críticas, siempre, deben tener carácter constructivo, por lo que deben ir dirigidas a arreglar o remediar una situación que te coja cercana geográfica y temporalmente.
            Por tanto, hoy voy a hablar del trato que se les da a nuestros hermanos animales en nuestro país, esta España que tan mal trata a aquellos seres que tan cercanos están a nosotros genéticamente, los mamíferos en general, ya que está muy en boga últimamente el tema del toreo y de fiestas populares como la del Toro de la Vega, por ejemplo.
            Es un tema controvertido y que en realidad tiene poca solución, pues las posturas están demasiado enfrentadas: unos están totalmente en contra y otros totalmente a favor, o sea, que no hay nadie que esté consí consá.
            Así, como no va a haber consenso nunca, alguna de las posturas tendría que acabar perdiendo. De momento, pierden los animalistas, puesto que tales fiestas siguen sucediendo. Pero, preguntémonos cuál de las dos posturas es altruista y cuál interesada. ¿Qué ganan los animalistas prohibiendo los toros y las fiestas salvajes españolas? Nada, no ganan nada, monetariamente hablando, sólo en lo espiritual. Pero los amantes de la Fiesta Nacional y de las fiestas salvajes de los pueblos y ciudades españolas ganan, sino dinero contante y sonante, al menos en diversión (que digo yo se podrían comprar una playstation y dejar tranquilitos a los animalitos).
            Pero tampoco vamos a posturarnos de un lado u otro sin antes haber diseccionado las razones que esgrimen cada uno de los grupos. Los animalistas alegan que los animales sufren y ellos también, al verlos sufrir. Nada que objetar a dicha afirmación, pues es del todo lógica con lo expuesto por mí arriba.
            Pero, ¿qué dicen los amantes del toreo y de las fiestas salvajes?:
-         Que hay muchas familias que viven de ello. En fin, lo primero que se te pasa por la cabeza es que se comiencen a dedicar a otra cosa, pero si analizamos con profundidad la frase, ésta choca por incoherente. También hay familias que viven de las peleas de gallos o de las peleas de perros, y ambas actividades están prohibidas incluso en nuestro país antianimal. Pero es que también resulta que hay muchas familias que viven de vender droga y las detienen y las meten en la cárcel, en ocasiones. Me dirán que no puedo comparar las drogas con el maltrato animal. Por supuesto que no, el maltrato animal es mucho peor, porque las drogas las toma quien quiere y el pobre animal no creo que se presente voluntario a ser toreado o a ser arrojado desde un campanario.
-         Que es una tradición y costumbre de nuestro país. Vale, de acuerdo, pero, ¿las tradiciones y costumbres son eternas o cambian con los tiempos? Porque yo podría decir que me encantaría que la plaza de toros multiusos que se quería construir en Cádiz sirva también como anfiteatro (ya que sería redonda) y que se hagan combates de gladiadores, que tienen que ser muy interesantes. Eso sí, gladiadores voluntarios, nada de esclavos, porque así los gladiadores se jugarían la vida por motu proprio y no a la fuerza, como los animales en el coso. «¡Qué barbaridad!», dirán algunos. ¿Por qué?, si los combates entre guerreros es una costumbre funeraria latina y celta, ancestral. Lo mismo podría yo decir de ver morir a animales de forma cruel en pleno siglo XXI.
-         Que el toro bravo se extinguiría si no existiera el toreo. De nuevo recurrimos aquí a lo que dije al principio, que toda planta o animal que no nos sirva de alimento, comida, vestimenta o diversión será destruida para que nosotros podamos ocupar su espacio en el planeta. Es decir, mataremos a nuestros compañeros de piso para quitarles sus habitaciones y, así, poder disponer de toda la casa para nosotros.
            En definitiva, que siendo los humanos unos inhumanos con el resto de las especies, los españoles somos los europeos que peor tratamos a los animales. Y no sólo por las cuestiones antes citadas, sino también por el acostumbrado abandono de mascotas cuando ya no son tan graciosas como cuando eran cachorritos; o cuando colgamos al galgo compañero de caza porque ya está viejo, en lugar de jubilarlo (aparte de que el ser humano es el único animal que caza por deporte); o si se escapa cualquier animal en una fiesta o circo les disparamos a matar en lugar de con dardos tranquilizantes, como hacen en otros países. Por no hablar del patético caso del perro Excalibur, del que ya comenté en su día.
            Pero, ¿tan importante es el trato que se les da a los animales en nuestro país cuando tenemos tantos otros problemas encima? Pues sí, porque cómo queremos ser un pueblo solidario, compasivo, generoso y comprometido para arreglar los problemas que tenemos si no lo somos con nuestros compañeros animales. Si hasta Hitler trataba mejor a su perra Blondie que los españoles a los animales que les rodean...

            El Condotiero

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