lunes, 21 de diciembre de 2015

Una ley electoral incoherente

             Hace ya mucho tiempo que la ley electoral española está puesta en tela de juicio. Demasiadas son las voces que han protestado contra la forma tremendamente injusta que tiene de contabilizar los votos. ¿Por qué no se ha hecho aún nada por intentar cambiarla? La razón es evidente: ni PP ni PSOE estaban interesados en ello. Así de claro, pues son los que han tenido el poder durante 33 años para hacerlo y lo han obviado. La desigualdad les beneficiaba de forma categórica y, como ya dije en una entrada anterior, en La utopía de la Igualdad, nadie está dispuesto en este país a luchar por la Igualdad.
            Pero para que mi afirmación no sea tenida por mera locura, antes de nada voy a demostrar la veracidad de mis palabras. Si tomásemos el número de votos totales de la mañana del 21 de diciembre (seguramente los números cambiarán con el paso de las horas) y les restásemos los votos nulos, serían 25.349.800 votos. Ahora, dividimos este número por 350, que es la cantidad total de diputados del Congreso, dándonos un resultado de 72.428. Este número de votos sería lo que costase alcanzar un diputado. Redondeando hacia el más cercano y dando los diputados restantes a los que más votos tendrían sobre el cero, la tabla de abajo hablaría por si misma:


Partidos
Número de votos
Diputados con la ley actual
Diputados con una ley justa
PP
7.215.530
123
100
PSOE
5.530.693
90
77
Podemos
3.181.952
42
44
Ciudadanos
3.500.446
40
49
En Comú
927.940
12
13
Compromís
671.071
9
9
ERC
599.289
9
9
DL
565.501
8
8
Marea
408.370
6
6
PNV
301.585
6
4
IU
923.105
2
13
Bildu
218.467
2
3
CC
81.750
1
1
Pacma
219.181
0
3
UPyD
153.498
0
2
Unió
64.726
0
1
VOX
57.733
0
1
Verdes
48.217
0
1
Mes
33.931
0
1
PCPE
30.895
0
1
GBAI
30.554
0
1
Votos en blanco
187.766
0
3



          Siempre nos han dicho que el sistema electoral está pensado para favorecer a los partidos regionales, con la idea de que pudieran tener representación en las Cortes. Partiendo de la base de que no estoy de acuerdo con ello, puesto que el Congreso se dedica a la gobernación de la nación, no de las regiones, pues para ello ya está nuestro país bastante descentralizado y las comunidades autónomas poseen suficientes competencias para encargarse del gobierno de las regiones, aun así niego la afirmación y reitero que el sistema electoral vigente beneficia a los dos grandes partidos, esto es PP y PSOE. Si miramos la tabla de arriba, vemos que los partidos de corte regionalista o nacionalista prácticamente se mantienen en los mismos números y son el PP y el PSOE los grandes favorecidos, a costa de IU, UPyD, Podemos, Ciudadanos y un sinfín de pequeños partidos que podrían haber tenido representación en las Cortes y se han quedado fuera para que los grandes sigan sumando.
            Algunos podrían decir que eso está bien, que así se permite una mayor gobernabilidad. Vuelvo a discrepar, ya que hemos tenido un buen número de mayorías absolutas en nuestra corta historia democrática y los problemas que acucian a nuestra sociedad siguen sin estar resueltos. Las mayorías absolutas han demostrado su ineficacia, hasta ahora. Quizá lo que se necesite sean buenos políticos (estadistas) que sean capaces de llegar a un diálogo con otras formaciones y que legislen de forma coherente y efectiva. En el camino del medio está la virtud y cuando se consiguen pactos para leyes con partidos de diferente signo, éstas suelen ser mejores. De hecho, nuestra democracia está basada en un gran pacto de todos los partidos democráticos y, aunque la Constitución no es perfecta, al menos se consiguió sancionar.
            Pero claro, eso fue hace muchos años, cuando el fantasma de la dictadura planeaba por encima de las cabezas de aquellos políticos. Los políticos de hoy sólo piensan en su sillón y sus posibles prebendas, por lo que un partido que gane las elecciones gracias a una ley electoral injusta nunca se le ocurrirá cambiar dicha ley, puesto que en las siguientes elecciones no saldría favorecido. Y esto ya lo han visto infinitud de españoles, que han decidido votar a partidos nuevos, cansados del inmovilismo de los partidos de toda la vida. La cuestión sería si algún día cambiaría esta maldita ley electoral un nuevo partido llegado al poder, porque también habría llegado a lo más alto impulsado por la misma.

            El Condotiero

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