domingo, 28 de mayo de 2017

La Historia habla

             Ya en la primera entrada de este blog traté el tema de la educación, como el factor más importante para moldear las mentalidades del pueblo. No contento con ello, escribí varias entradas sobre el tema catalán. Hoy quiero hablar de nuevo sobre él, pero desde otro punto de vista. Creo, sinceramente, que me voy a salir de las autopistas de opinión más habituales, pero no por ello romperé por completo con lo dicho por mí con anterioridad.
             La gente suele creer que estudiar Historia es una pérdida de tiempo, sirviendo nada más que para terminar de profesor de esa misma asignatura en cualquiera de los colegios o institutos que nos rodean, y eso teniendo suerte o constancia. Aquí niego la mayor, puesto que un buen conocedor de la Historia es lo más parecido que hay a un vidente. Sí, un buen conocedor de la Historia puede llegar a vaticinar hechos del futuro, no quizá con una precisión atómica, pero bastante mejor a como lo hicieron los profetas o caraduras como Nostradamus.
             Y mi vaticinio futuro es que Cataluña acabará independizándose de España, puede que mañana o puede que dentro de treinta años, pero es inevitable. Lo único seguro es que no ocurrirá hoy. Esto, como ya he dicho, no se contrapone a lo analizado por mí en entradas anteriores, porque de lo que allí hablaba era de la inconveniencia para los catalanes de su separación, no que no lo fueran a conseguir. Tampoco sé si será una independencia total de España y la UE, o se convertirá en alguna especie de país asociado o alguna nueva fórmula.
             Pero, ¿por qué digo que su independencia es inevitable? Es más que evidente: a día de hoy casi el cincuenta por ciento de la población catalana está a favor de ello. La mayoría son gente joven que, como es de suponer, irá cumpliendo años, casándose y teniendo hijos, a los cuales inculcarán sus ideas. De tal forma, conforme vayan madurando las nuevas generaciones, el porcentaje de partidarios de la independencia irá in crescendo, mientras que, de forma recíproca, los españolistas irán descendiendo. Esto también podría crear una situación de malestar en la población catalana con sentir español, que, viéndose acorralada, acometería un éxodo hacia otras regiones españolas, huyendo de la marginación social.
             La mayoría de los políticos y «expertos» dicen que es imposible un referéndum de independencia, puesto que la ley no lo contempla. Y tienen razón, por lo menos a día de hoy. Pero la ley no es algo caído del cielo. Desde que Moisés bajara del monte Sinaí con diez o quince mandamientos, no lo recuerdo bien, tal cosa no ha vuelto a ocurrir, y las leyes y constituciones han sido creaciones de los hombres, seres imperfectos cuyas obras son, como no podía ser de otra forma, imperfectas. Si alguien opina diferente a mí, sólo debo recordarles que la persecución de los judíos en la Alemania Nazi era legal, puesto que había una ley que la amparaba. Y al que crea que las elecciones democráticas son unas perfectas maravillas puesto que el pueblo no se puede equivocar, les recordaré que Hitler accedió al poder por medio de ellas. Sí, no se confundan, muchos millones de personas también pueden estar equivocadas, de ahí el significado de la palabra «aborregado».
             ¿Qué quiero decir con esto?: pues que la constitución española no permite los referendos, hoy por hoy, pero mañana podría ser diferente. Nunca se sabe si podría llegar al poder algún iluminado, tipo Cameron, y liarla parda. De todas formas, creo con sinceridad que no se puede poner puertas al campo y, por tanto, es inevitable la futura independencia catalana. Podrían hacer dos millones de referendos y perderlos, pero les bastaría sólo con uno que ganasen para conseguir su meta y ya no habría vuelta atrás.
             Como dije en mi primera entrada del blog, la educación es la mayor arma de las civilizaciones. Durante cuarenta años hemos permitido a los políticos de todas las comunidades autónomas, gente sin ningún tipo de preparación ni escrúpulo, exactamente igual que los políticos nacionales, que hagan y deshagan a su antojo, dándoles la potestad para aleccionar a sus ciudadanos y, sobre todo, a los más pequeños de éstos, o sea, los que se están formando y son así más permeables a los lavados de cerebro. Si no me creen, vuelvo al ejemplo nazi: lo más fanáticos eran los niños de la Hitlerjugend, que no habían conocido otra cosa además de lo que les enseñaban.
             Ayer vi en la segunda cadena pública (sí, formo parte del 2% de la población que la ve) dos documentales muy interesantes sobre el expolio y destrucción de bienes culturales. Allí se decía que la sistemática aniquilación de los vestigios religiosos y culturales de una población tiene como objetivo eliminar su sentir nacional y, de esta forma, vencer su futura resistencia. Uno de los documentales comenzaba con el genocidio armenio perpetrado por los turcos durante la Primera Guerra Mundial, ya que no sólo se exterminó a cientos de miles de armenios, sino que también se destruyeron sus iglesias y edificaciones más idisosincrásicas. De ahí pasaban por todo el siglo XX, terminando, como no podía ser de otra manera, con la destrucción de Palmira, el Crac de los Caballeros y Alepo por parte de las distintas facciones que combaten en la Guerra Civil Siria.
              Pero al igual que se puede destruir el sentir nacional de un pueblo, también se puede crear, aunque sea con mentiras, o medias verdades. Eso es lo que ha pasado en Cataluña y es bastante difícil de revertir, a no ser que les pidamos consejo a los del DAESH, que lo arreglarían en un pis-pas.
             Bromas aparte, puedo decir que no es que crea, sino que afirmo rotundamente que Cataluña se separará de España. Es un error inevitable cuya culpa sólo la tienen los políticos timoratos y arribistas que ahora solemos venerar como los padres de la Transición Democrática y de nuestra Constitución. Con nuestra ceguera y desinformación patológica, todos hemos contribuido un poco a esta situación y a otras más, pero claro, es que hay un 98% de población española que no ve los documentales de la segunda cadena y que, lamentablemente, tienen el mismo derecho al voto que aquéllos que sí los ven. Para echarse a llorar.

             El Condotiero

2 comentarios:

  1. Si al final se van a independizar que lo hagan ya, estoy harto de aguantarlos con sus quejas y victimismo, a mi me gusta estar con quién quiere estar conmigo, si no, cada uno por su lado.

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    1. Pero, ¿y lo aburrida que sería la vida sin la pasión de catalanes, como dice el Herrera?

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