martes, 23 de febrero de 2016

Ciudadanos del mañana

             Cuando Jorge Manrique escribió aquello de «todo tiempo pasado fue mejor», fue allá por el siglo XV. Si por entonces ya pensaba así, no quiero ni imaginar lo que barruntaría en este siglo XXI. En esta entrada quiero hablar de los que serán ciudadanos mañana, es decir, dentro de varios años o décadas, por tanto de los niños de hoy en día. Viendo cómo van las cosas, probablemente la frase del caballero español esté más de moda que nunca.
Porque, ¿qué clase de sociedad estamos construyendo para el futuro? Los niños no son los culpables, no nos equivoquemos, los auténticos culpables del desaguisado que se avecina son los padres de ahora, que o no saben serlo o no tienen suficiente tiempo para ello. Estamos tan sobreprotegiendo a las criaturitas que se verán incapaces de resolverse por sí solos, a no ser que sea en un mundo virtual, para lo cual estarán más que capacitados. Pero vayamos por partes, para tomar conciencia real de la irresponsabilidad que estamos cometiendo:
―Los colegios ya no enseñan prácticamente nada, porque no hemos logrado estructurar y sostener una ley de educación coherente, más allá de las medidas acerca de que al niño no se le puede pedir que se esfuerce, que haga la tarea, que se le expulse de clase por mala conducta, etc, etc, etc. Sólo hay que pedirle a algún alumno de la ESO o del Bachillerato que escriba un párrafo de 50 palabras, a ver si consigue redactarlo con menos de 5 faltas de ortografía.
―No podemos culpar al menor de cualquier tropelía que se le ocurra, aunque ésta sea la de matar a un compañero de clase para saber qué se siente al respecto. Para eso tenemos la Ley del Menor, que vela por ellos, para que se sientan a gusto y experimenten una adolescencia plagada de delitos, pero que no se les tenga en cuenta una vez llegada a la vida adulta. Recuerdo que en EEUU a un menor que comete un delito de mayor se le juzga como a tal.
―¡Qué de casos hay de acoso escolar! No oiga, eso ha ocurrido siempre, lo que pasa hoy en día es que la tolerancia al fracaso es cero. A los niños no se les puede ni toser, que se ponen malitos. Siempre ha habido algún «abusón» en la escuela o en el barrio o donde fuera, pero como ahora estamos sobreprotegiendo a los niños, éstos se encuentran indefensos ante el mundo real. Se encuentran incómodos si no tienen una videoconsola o un teléfono móvil en las manos.
―Los padres actuales no sólo no saben educar a sus hijos, además no permiten que nadie lo haga. Como si cada hijo fuera un ángel redivivo, se cuidan para que nadie pueda poner en entredicho las magníficas cualidades que posee, aunque sean absolutamente nulas, como persona o como estudiante. Así, se le ha quitado totalmente la autoridad al profesor, por lo que carece de ella para decirle a un alumno que esto es así, asá, o que debe estudiar más. Por supuesto, no se te ocurra decirle nada a un niño que va con sus padres y que tira un papel al suelo, porque sus padres te responden lo de que «usted no es nadie para hablarle a mi hijo. ¿Qué se habrá creído?».
―Les enseñamos desde niños que es mejor comprar, tirar y volver a comprar que comprar y cuidar. Las cosas no tienen valor, porque el dinero no lo tiene y no se lo hacemos ver a los niños. Consumismo, consumismo y consumismo. No importa para nada que esa camiseta la traiga rota, se le compra otra, total vale sólo 10 euros, sin tener en cuenta que estamos, con ello, propiciando la semiesclavitud de trabajadores textiles en países como Bangladesh, Camboya, India, etc, donde se han instalado todas las grandes fábricas de lo que sea, por ser sus legislaciones mucho más permisivas con respecto a la mano de obra barata o al tratamiento de los residuos industriales.
―Les enseñamos a los niños desde pequeños que pueden tener cualquier capricho, que para eso estamos los padres, para proporcionárselo. Les regalamos la mascota que se le ha antojado y la abandonamos cuando se aburre, como si fuera un juguete roto. No pasa nada, hay más. Ojalá fuera yo Zeus, ¡anda que no le iba a meter más de un rayo por el culo a más de un padre!
Y estos niños remilgados, mimados, con la altura intelectual de un ladrillo y crueles con sus semejantes, ya sean humanos o animales, son los que el día de mañana deberán ser médicos, abogados, políticos y demás… Miedo me da y espero que el asteroide caiga cuanto antes. Por supuesto que «todo tiempo pasado fue mejor», porque en esa época si un señor hubiera reñido a un hijo mío por tirar papeles al suelo y no a la papelera, le habría pegado a este último un capón, sin contemplaciones, porque algo habría hecho mal, y luego le habría cortado la cabeza a aquel señor, por hablar tan raro. ¡Anda que no se lo pasaban bien ni !

El Condotiero

5 comentarios:

  1. Tema complejo..., en casi todo de acuerdo, pero ya te digo que es una batalla perdida!

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  2. Tema complejo..., en casi todo de acuerdo, pero ya te digo que es una batalla perdida!

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  3. Claro, Montse, sé que no tiene remedio, por ello espero con ansia la llegada del asteroide que destruya la forma de vida actual y dé una nueva esperanza a la especie humana para vivir en simbiosis con la Naturaleza, como hace miles de años.

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  4. Cuanta razón tienes pero ves a los padres de esos niños y que puedes esperar, lo que ven es lo que hacen.

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  5. Pero eso siempre ha sido así. Siempre ha habido padres que eran maleducados y, por tanto, no sabían cómo educar a sus hijos. Lo que ocurre ahora es que a esto hay que sumar los muchísimos padres que hay que están bien educados pero no tienen tiempo de educar a sus hijos y tampoco para reñirles, para una hora al día en que los ven. Le dejan el trabajo a Facebook o a Gran Hermano, y así vamos...

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