Asistimos,
por tercera vez en este año, a unas elecciones y a su preceptiva campaña
electoral, como mítines, debates y paseos por calles y tiendas que los
políticos suelen escaquear cuando no hay elecciones a la vista. Aunque ya lo
hemos visto más veces este año, como ya he comentado, éstas son las únicas
elecciones generales, al Gobierno de España, por lo que la lucha es más
enconada si cabe.
No son las primeras elecciones
generales de esta democracia española, si no recuerdo mal éstas serían las
duodécimas, desde aquellas primeras en 1977. Por tanto, creo yo que ya
deberíamos estar acostumbrados a este juego y los españoles deberíamos ser,
como muchos políticos y periodistas pregonan, democráticamente maduros. Aun así,
niego la mayor y pienso que nos dejamos deslumbrar por detalles que poco o nada
importan a la hora de elegir qué papeleta echar en la urna que toque.
El ejemplo claro lo tenemos en el
publicitado hasta la saciedad «debate definitivo», de la editorial ATresmedia.
El debate en sí no estuvo mal, pero tampoco bien. Yo lo vi y mi conclusión es
que ninguno me dijo nada interesante. Ninguno de los candidatos o
vicecandidatos me sorprendió, ninguno estuvo rematadamente mal y ninguno estuvo
estupendamente. Lo importante, lo que tenían que decir, y con ello convencer a
los indecisos (los decisos lo tienen
aprendido desde la cuna, o son militantes o es voto cautivo), fue lo mismo de
siempre. Palabras, palabras y palabras... Propuestas, propuestas y
propuestas...
Lo curioso del asunto, es que luego
los periodistas y analistas, algunas veces confluyendo ambos puestos en una
misma persona, opinan quién ha ganado, y unos dicen, que Soraya, otros que
Pedro, otros que Pablo y otros que Albert, dependiendo del pie con el que cojeen,
al igual que los tertulianos con carné de partidos, que defienden a muerte la
intervención de su líder o vicelíder.
Pero lo que ya me cabrea bastante es
que los defensores de lo indefendible se pelean por el número de propuestas
lanzadas por el debatiente de su corazón, como si las propuestas fueran el
centro de sus diatribas, cargadas de absoluta razón.
Yo ya no puedo presentarme a estas
elecciones, pero me presentaré a las siguientes. Ya tengo pensado el nombre de
mi partido, «Condotiero for president (CFP)», y aquí abajo expongo las
propuestas que lanzaré dentro de cuatro años. He pensado que hacer 52
propuestas sería lo suyo, porque sería justo el doble del número de propuestas
lanzadas por el candidato que más propuestas dicen que lanzó en el famoso
debate, que fueron 26 por parte de Pedro Sánchez.
1.- Bajaré los impuestos.
2.- Subiré los sueldos.
3.- Acabaré con el desempleo.
4.- Acabaré con la corrupción.
5.- Acabaré con la violencia de género.
6.- Conseguiré la total igualdad salarial entre
hombres y mujeres.
7.- Reduciré el coste de las facturas de la luz.
8.- Disminuiré el recibo del IBI.
9.- Eliminaré las listas de espera de la Seguridad
Social.
10.- Reduciré la inseguridad en las calles españolas.
11.- Mejoraré la enseñanza pública obligatoria.
12.- Multiplicaré los presupuestos a I+D+I.
13.- Haré que pertenecer a España sea deseable,
terminando con la problemática del independentismo catalán.
14.- Fomentaré variados referéndum durante la
legislatura, para alcanzar la democracia real.
15.- Se pagarán todas las facturas que las diferentes
administraciones deban a particulares.
16.- Conseguiré que el crédito fluya a las PYMES.
17.- Las pensiones aumentarán en un 5% anual.
18.- Bajaré el déficit público a 0.
19.- Disminuiré la deuda externa.
20.- Reforzaré el tejido industrial.
21.- Liberaré a los sindicatos del clientelismo al
Estado.
22.- Conseguiré la independencia de los partidos
políticos.
23.- Mejoraré la red de carreteras.
24.- Mejoraré el transporte público.
25.- Integraré los inmigrantes a la sociedad española.
26.- Reforzaré la preparación de los profesores
universitarios.
27.- Multiplicaré el número de becas.
28.- Aumentaré el número de plazas de guardería.
29.- Conciliaré la vida laboral con la familiar.
30.- Bajaré a 30 el número de horas laborales a la
semana.
31.- Los españoles podrán jubilarse a los 60 años con
el 100% de su pensión.
32.- Aumentaré la eficiencia de los consulados y
embajadas españolas para que los españoles que viajen al extranjero se sientan
respaldados.
33.- Crearé un ministerio de los animales, para
luchar por su dignidad.
34.- Conseguiré que el 100% de la electricidad
consumida en España provenga de fuentes renovables.
35.- El agua, como bien de máxima prioridad, será
gratuita.
36.- El IVA cultural será del 2%.
37.- Gibraltar será español.
38.- Acabaré con el terrorismo yihadista.
39.- Disminuiré el número de delitos.
40.- El número de funcionarios crecerá hasta el 100%
deseable.
41.- Bajarán el número de siniestros laborales.
42.- El número de accidentes de tráfico se acercará
al 0.
43.- Se doblarán los días de vacaciones.
44.- Los autónomos pagarán impuestos en relación a
sus ganancias.
45.- Los desahucios serán eliminados.
46.- Internet será gratuito para todos los españoles.
47.- Legalizaré la prostitución.
48.- Legalizaré las drogas.
49.- Las Olimpiadas de 2028 se harán en Cádiz.
50.- La selección española ganará el Mundial de
fútbol de 2018.
51.- Prohibiré cantar a Joaquín Sabina.
52.- Conseguiré que Belén Esteban lea un libro.
Lo importante, como se puede
observar, es lanzar propuestas sin ton ni son, sin dar la mínima explicación
posible de cómo se lograrán llevar a cabo, porque eso no importa, total, si
cuando llegue a la Moncloa voy a hacer lo que me dé la gana.
Y no es nuevo, los partidos políticos
lo llevan haciendo desde los principios del actual régimen democrático. Todavía
recuerdo, siendo yo niño, cuando el PSOE ganó sus primeras elecciones, en 1982,
con el slogan «OTAN no, bases fuera», y lo primero que hizo Felipe González al
llegar al poder fue ratificar la entrada de España en la Alianza Atlántica. No
es que yo esté en desacuerdo con esa medida, sino que creo que los españoles
fueron tangados burdamente. ¿Qué castigo obtuvo el PSOE en las siguientes
elecciones por engañar a los ciudadanos? Pues le otorgaron de nuevo la mayoría
absoluta en la elecciones de 1986. Moraleja: miente lo que puedas, propón lo
imposible y hazte con una capea, porque lo importante es llegar al poder, lo
demás no importa, porque el español o es tonto o tiene mala memoria.
Desde entonces hasta ahora, ningún
Gobierno español (ni del PP ni del PSOE) ha cumplido sus promesas electorales,
da igual, y luego se sorprenden que aparezcan nuevos partidos y despotrican
contra su inexperiencia, como si ellos sí hubieran nacido con la experiencia
necesaria.
Y es que los españoles nos lo
tenemos merecido. Todavía campa en mi memoria una frase que sobrevoló en el
PSOE sobre su candidato del 2011, Rubalcaba, que decía algo así como que había
que votarlo porque era sangre nueva, en contraposición al candidato del PP,
Rajoy. Lo impactante de la frase es que Rubalcaba tenía (y sigue teniendo) tres
años más que Rajoy y llevaba metido en política desde el primer gobierno de
Felipe González. Pero no hubo nadie, que yo recuerde, ni político ni
periodista, que hiciese hincapié en tan fragrante mentira con nocturnidad y
alevosía.
Por todo ello, no me fío de los
partidos nuevos, pero menos aun de los antiguos, y menos me fío todavía de los
votantes españoles, desmemoriados y comprados, ilusos sobre que la cosa pueda
cambiar y que entre a gobernar alguien decente. No, señores, el voto o la
adhesión a un político o a un partido no se puede hacer como se hace en España,
como si fueran equipos de fútbol, uno del Barcelona, otro del Madrid y los dos nuevos
que acaban de subir de segunda división. No, habría que ser consciente de qué y
a quién se vota, y dejar abierta la puerta al cambio de voto de una legislatura
a otra, dependiendo de lo que ofrecieran los candidatos o si nos mintieron en
la anterior, pero sobre todo atendiendo a que las propuestas sean serias y
respaldadas por números, no como las que he realizado yo arriba.
El Condotiero
Yo siempre he dicho lo mismo que usted: "tenemos lo que nos merecemos y sobre todo por catetos"
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