Después
de mucho pensármelo, o poco, ¿quién sabe?, acabé votando y acabé
votando a Podemos. Ya he repetido en varias ocasiones que jamás he
sido comunista ni lo voy a ser, y realmente estoy en contra de muchas
de las posiciones políticas de Podemos, pero creo que lo hice más
por venganza personal que por otra cosa. Sí, porque los españoles
se merecen poco más que mi absoluta indiferencia. No, no se
equivoquen, no lo digo por el resultado de las elecciones, que en
nada va a cambiar lo que está pasando en nuestro país, ya que el
cambio de sillones en el hemiciclo no va a afectar a España, en este
caso, el no cambio de sillones. No creo para nada en los políticos,
del signo que sean, puesto que todos buscan lo mismo: perpetuarse en
el poder aquél que lo tenga, o encaramarse a él aquél que no.
Esta
entrada está más bien dirigida a mis supuestos compañeros de voto,
a muchos de los que votaron a Podemos, que son de izquierdas, cosa
que yo no. Si rascas debajo de un izquierdista, es fácil encontrar a
un estalinista, o casi. Sé que lo que digo parece fuerte,
pero es lo que pienso, y lo pienso por las burradas que he escuchado
y he leído a los simpatizantes de Podemos, o Unidos Podemos, en este
momento. Muchos de ellos han despotricado de los resultados de las
elecciones de manera desaforada, tildando de imbéciles a los
votantes, o de ineptos, o de «viejos aburridos». Suele pasar con
los izquierdistas más izquierdosos que siempre tienen las palabra
«democracia» en la boca, siempre están protestando de la poca
democracia y transparencia que hay en España, pero cuando la misma
democracia los pone en su lugar, tachan a la gente que no los ha
apoyado de todo menos de bonita. Y debemos dar las gracias a esa
misma democracia que evita que se enfaden, tomen los edificios de
televisión y bombardeen el Congreso con el crucero Aurora (gracias
también a que Madrid no da al mar, todo sea dicho).
Lo
mismo he escuchado con respecto al «Brexit», que cómo se le puede
dejar a la gente, que no está preparada para ello, el tomar una
decisión tan trascendental como ésa. Incluso en programas de radio,
donde decían algo así como que un cirujano no pide opinión a los
demás para operar, ya que él es el que está formado y tiene la
experiencia necesaria para tomar las decisiones oportunas respecto a
dicha operación.
Pura
demagogia, señores, o es que queremos volver al Despotismo
Ilustrado, es decir, todo para el pueblo pero sin el pueblo. Quizá
la solución sea algo más de inversión en educación, pero no sólo
para los niños y adolescentes, sino para todas las capas de
población. En una España donde triunfan los reality shows,
el fútbol o Belén Esteban quizá sea pedir demasiado. Puede que ya
haya varias generaciones perdidas, pero todavía quedan las más
jóvenes, a las que podemos inculcar filosofía (ah, no, que la van a
quitar de los colegios), la literatura (ah, no, que sólo se publican
los libros de los autores mediáticos) o teatro (ah, no, que con el
IVA cultural a los jóvenes les es imposible acudir por su altísimo
precio)... Perdón, me he dado cuenta que no se puede hacer ya nada,
que los mismos políticos que deberían procurar la autonomía
intelectual de sus votantes son los que la evitan, tal vez para poder
implantar ese Despotismo Ilustrado del que hablé antes.
Esto
podría tener otra lectura diferente, relacionándola con la entrada
en la que hablaba de la felicidad del ignorante. En un mundo en el
que es mejor para tu salud mental ver dibujos animados que las
noticias, el ser humano dirige sus expectativas a ir pasando su vida
minuto a minuto sin mojarse en nada ni ser útil para nadie.
Pudiera
ser que la idea inicial de tomar las televisiones y bombardear el
Congreso con el crucero Aurora no sea tan mala, aunque haya que
intentar meterlo en el Manzanares, que no sé yo... Pero todos
sabemos cómo acaban siempre esas revoluciones llevadas a cabo por
iluminados bienintencionados. Cuando alguien no está de acuerdo con
la revolución, es pasado por el paredón, eso sí, por el bien de
los demás, no vayamos a pensar mal.
Recordad,
de tildar a la población de no saber lo que le conviene y actuar en
su beneficio al gulag hay muy pocos pasos. Repito, guardaos de
los que quieren usar la democracia mientras les pueda convenir,
porque debajo seguro que hay un tirano.
El
Condotiero
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